RESUMEN HISTÓRICO DEL
BARRIO DE LA MERCED DE JAÉN
El castizo barrio de la Merced es uno de los más populares de la ciudad de Jaén. Ubicado en la parte alta de la ciudad, toma el nombre de su plaza principal, que a su vez, lo recibe del templo que ocupa un lateral de la misma, anexionado al convento de los padres Mercedarios, establecidos allí desde 1580 y cuya advocación se dedicó a Nuestra Señora de la Merced.
La plaza de la Merced nace de la confluencia de las calles Merced Alta, Merced Baja, Almendros Aguilar, Capitán Aranda Alta y Bazo. Es de origen musulmán, y ya en el siglo XI existen referencia de este por entonces campillejo.
En la época medieval la plazuela, que tenía un desnivel muy pronunciado, se hallaba dentro del recinto amurallado de la ciudad, cercana al camino de Granada, (lo que hoy es la Carretera de Circunvalación) sirviendo de enlace entre las calles Capitán Aranda Alta y Almendros Aguilar, ayudando a superar uno de tantos grandes desniveles de la ciudad (sobre un 40%) entre ambas calles.Esa proximidad con el camino de Granada y recibir la entrada de la calle Maestra Alta (actual Almendros Aguilar), generaron cierta actividad de comerciantes y artesanos en la zona.
Lo más importante para la plaza de la Merced era la confluencia en ella del trazado por un lado, de la calle Maestra Alta y de otro la calle Merced alta, siendo su espacio muy inferior a su tamaño actual pero sin embargo tuvo gran relevancia como una de las calles más importantes de la ciudad en la época árabe, manteniendo esa primacía tanto en la Edad Media como en la Moderna, aunque de forma paulatina fue perdiendo esta supremacía ante el gran desarrollo e importancia que adquirió la calle Maestra Baja (actual calle Maestra).
Es a finales del siglo XVI cuando la Plaza de la Merced alcanza un formato muy semejante al actual, lo que vienen a confirmarlo la presencia de varias casas señoriales entre las que destaca especialmente el palacio del Capitán Fernando de Quesada Ulloa, Caballero Veinticuatro de la Ciudad y Corregidor en Cádiz, Jerez de la Frontera y Gibraltar, que es de mediados de este siglo; el Convento de la Merced, erigido hacia 1.580, y, ya a finales del siglo XVI la Fuente Nueva, en cuya construcción se derriban unas casas, para que la fuente abrevadero no redujese el espacio de la plaza.
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Palacio del Capitán Fernando de Quesada Ulloa.
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Iglesia Parroquial Ntra. Sra. de la Merced.
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Fuente Nueva.
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La disposición de la plaza y de la calle Merced Alta quedaría fijada definitivamente en el siglo XVIII, al construirse la Iglesia de la Merced y ni que decir tiene que desde esa época, el acontecer del barrio y su vida diaria, estarían siempre vinculados a las actividades de "su" parroquia, que marcará profundamente el aspecto religioso del barrio hasta nuestros días.
En el Diccionario de Pascual Madoz realizado entre 1845 a 1850 nos describe así a la Plaza de la Merced, “La de la Merced es irregular, de 45 varas de long. y 19 de lat. Una fuente adosada a una pared, la casa de Quesada Ulloa y una de las fachadas de la iglesia de la Merced, es lo que llama la atención en ella.”
En el apartado de conventos de monjas y frailes de la diócesis de Jaén, Madoz indicaba, “La Merced, frailes, Redención de cautivos. Existe la iglesia, es ayuda de parroquia. En el convento se ha establecido un magnífico criadero de seda, primero en su especie en España”.
En la Edad moderna, a la Merced se le conoció como “Barrio de la Cuesta”, y en el siglo XIX sufría una gran degradación en sus viviendas, hasta tal punto que en el año 1808 el Corregidor de la ciudad hizo expresa prohibición de derribo de casas antiguas sin su autorización, ya que el proceso destructivo era tan pronunciado que en algunos barrios de la ciudad, “incluido el de la Cuesta”, no quedaba ya una casa en pie.
Rodríguez Acosta, describía a la Merced durante los siglos XIX y XX como un barrio habitado por obreros. En esa época las viviendas se reconstruyen y sustituyen de manera notoria entre los años 30 a 40, lo que vino a facilitar que aumentase la habitabilidad del barrio y el número de sus vecinos, y facilita una manifiesta actividad en la etapa de los años 40 a 70 que ayuda a vencer el evidente abandono del barrio en la edad antigua y gran parte de la Edad Moderna. Sus viviendas suelen ser en su mayoría unifamiliares, de construcción tradicional, siendo en la actualidad sus bloques los construidos entre los años 50 a los 60.
Alfredo Cazabán nos describía de la siguiente manera la Plaza de la Merced allá por el año 1928, "era el centro de un grupo de calles, cuyos vecinos tenían forzoso intercambio de comunicación. Ha disminuido ese movimiento y animación en ellas desde que no es el antiguo barrio de la Cuesta (que avanzaba hacia el castillo) una de las partes más populares de la ciudad. Ha venido a quedar reducida, con sus diecinueve varas de anchura por cuarenta y cinco de larga (bien medidas por nuestros abuelos), a una de esas placetas solitarias, rodeada de venerables edificios, como meseta de descanso en la ascensión a las cumbres de los pueblos morunos; silenciosa, olvidadas del bullicio (... )". "No podemos negar que ha sufrido como todas las antiguas vías de los pueblos, modificaciones y reformas, pero es sin duda de las que mejor conserva su carácter arcaico, sostenida más que todo (aunque parezca un detalle pueril) por el ángulo de su fondo, donde suben en rampa dos de nuestros típicos y estrechos callejones".
En la actualidad el barrio de la Merced conserva ese ambiente popular que lo caracteriza, y que por sus peculiaridades y monumentalidad es visita obligada e incluida en las diversas publicaciones de itinerarios y recorridos turísticos, en los que siempre encontraremos una reseña sobre su historia y monumentalidad. De hecho en la calle Almedros Aguilar son frecuentes casas de cierta entidad, que en su época corresponderían con casas nobles. Por tanto, las viviendas que hoy conocemos se construyeron en el pasado siglo sobre los restos de las anteriores edificaciones. Existen tres casas más, en la calle Merced Baja, los números 17, 15 y 13, que ostentan protección arqueológica nivel B, cuyo interés reside en las características de composición de sus fachadas.
El barrido, aunque no está enclavado en el centro del casco histórico, ya que se ubica en uno de sus laterales, próximo a las murallas, la carretera de circunvalación y a dos pasos del Castillo de Santa Catalina, está rodeado de otros importantes edificios que cabe destacar, como el Arco de San Lorenzo, el Conservatorio Profesional de música de Jaén, el torreón de los Condes de Torralba, y ni que decir tiene que no podemos dejar de citar el recientemente restaurado Camarín de Nuestro Padre Jesús, imagen que durante muchos años, estuvo ubicada en el templo de Nuestra Señora de la Merced.
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Arco de San Lorenzo
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Conservatorio Profesional de música de Jaén.
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Torreón de los Condes de Torralba.
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Iglesia de San José y Camarín de Jesús.
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La imagen más venerada de la ciudad, Nuestro Padre Jesús de los Descalzos, recibió culto en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced durante 124 años, concretamente en el período comprendido entre 1846 y 1970. Muchos vecinos del barrio aún recuerdan la impresionante estampa de “El Abuelo” saliendo por la puerta del templo de la Merced en una bella estampa que se ha plasmado en multitud de ocasiones por los fotógrafos más prestigiosos de la ciudad, al igual que su emplazamiento en el altar de la derecha del templo mercedario, donde fue objeto de veneración de todo el barrio y de la ciudad. No cabe duda de que la imagen del Nazareno dio mucha vida a este arrabal de la ciudad, pues el templo, como en la actualidad sucede con el Camarín, era objeto de constante peregrinar por gentes de toda la ciudad y otras que venidas de todas partes del orbe, se acercan a postrarse y rezar ante la imponente talla.
Actualmente sigue siendo sede de cofradías de relevancia en nuestra ciudad, como la Cofradía de los Estudiantes, Divino Maestro, La Estrella o la Cofradía de la Virgen de la Cabeza, y en el pasado fue casa de otras hermandades que ya no tienen allí su sede canónica, como la Buena Muerte o Nuestro Padre Jesús. Está muy arraigada en el barrio la devoción al Sagrado Corazón, cuya procesión salió allá por el siglo XX impulsada por los claretianos.
Igualmente y casi a tiro de piedra, los vecinos del barrio de la Merced, tienen acceso a edificios de capital importancia en la ciudad, como la Santa Iglesia Catedral, el edificio del Excmo. Ayuntamiento y el Obispado Diocesano, entre otros. Igualmente y muy cerquita, otro organismo oficial como el Palacio de la Diputación y el Mercado de San Francisco.
En suma un barrio de gente humilde y trabajadora enclavado en el casco histórico de la ciudad y que ha conseguido mantener su propia personalidad con el paso de los tiempos.
En la actualidad, el barrio ha estado sujeto a varias remodelaciones que no afectan a su forma tradicional, limitándose éstas a la readecuación del suelo urbano en las calles, remodelación y restauración de antiguos edificios, instalación de nuevo alumbrado, etc.
Hoy en día la Plaza de la Merced está, en parte, peatonalizada, lo que contribuye a una mejor contemplación y disfrute de la misma, con el contenido histórico que contiene.
Fotografías: Archivo propio del blog, grabados Hnos. Senise. Fotos Roselló o varias direcciones Google incluyendo IEJ.
Textos: Excmo. Ayuntamiento de Jaén y propios del blog.
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